martes, octubre 30, 2012

Unsichtbar - Una cena a ciegas


Muchas veces nos olvidamos la gran bendición de tener todos nuestros sentidos y estar sanos. Tengo que hacer una confesión. Yo tengo tres sentidos disminuidos:

1) Visión - Necesito lentes y son de un aumento muy fuerte. Me han dicho que me opere, pero hasta el momento no me he animado y no pienso hacerlo. Sin mis lentes me siento indefenso. Haber encontrado la posibilidad de tener lentes para sol y goggles para nadar con aumento me abrieron muchas posibilidades de cosas que antes no había disfrutado.

2) Gusto - Esto fue a raiz de una operación para sacarme la muela del juicio. Fui con una persona que no tenía mucha experiencia. Ya sabes, te confías porque es familiar. Recuerdo ese dia con mucho dolor. Tener abierta la boca a todo lo que da por mas de 4 horas no fue nada divertido. La mandíbula me quedo muy adolorida. Lo peor de todo es que me fastidió un nervio que me paralizó una parte de la lengua y perdí la sensación.

3) Olfato - De niño me di un super madrazo que me fastidió el tabique de la nariz. Me lo operaron para arreglarmelo pero hace poco tiempo me volví a golpear. Fue una de esas noches en las que tienes que levantarte al baño. Mi esposa no estaba, pero regularmente no enciendo la luz porque ya me sé el camino. También lo hago porque si la luz se enciende me despierto completamente y ya no me puedo volver a dormir. Al salir del baño di un paso que no debía dar y ¡Madres!. Me volví a poner un super madrazo en la nariz que me la puso toda de lado. Solo escuché el "Crack". Aún no he ido al Otorrino pero espero ir para ver que se puede hacer.

Estando en Alemania nos enteramos de un restaurante que ofrecía cenas para que experimentaras lo que un invidente tiene que vivir. Mi esposa quería ir, así que hicimos las reservaciones.

Llegamos al lugar. En la entrada estaba un pequeño Bar y unas mesas. Nos habían dado una hora en la que teníamos que llegar. Pensé que en esas mesas era en donde nos servirían la comida y que solamente apagarían las luces y cerrarían las cortinas. ¡Nada que ver!.


Le entrada

Nos entregaron un menú para que escogieramos lo que ibamos a cenar. El menú estaba dividido por tipos. Estaba el menú vegetariano, carne, aviar, del mar y uno sorpresa.

Cada menú incluía una sopa, que era opcional, la ensalada, el plato fuerte y un postre. Las bebidas eran a parte.

Lo mas gracioso del asunto es que el menú no indicaba en qué consistía cada uno de los platillos. En su lugar, eran mas bien descripciones poéticas. La verdad yo soy muy melidroso y si no hubiera sido porque mi esposa había querido ir a la mejor no me hubiera animado. Yo pedí el menú aviar y lo primero que se me ocurrió fue el "pollo". Sin embargo, las descripciones eran tan ambiguas que mi mente comenzó a alucinar.



El bar de la entrada

Solo recuerdo la descripción mas o menos de la ensalada, era algo así como "Te evocará aquellos jardines con doncellas..." ¡Ay no maaaaa!. Solo me imagino si hubieran sido unos tacos al pastor con todo: "Te evocará un jardín con pasto verde, la llorona y una guera".

Mi esposa pidió el menú sorpresa. ¡Orale que macha!

Una vez que nos tomaron la orden y nos preguntaron que ibamos a beber, nos preguntaron si ya estabamos listos. Vino a recogernos nuestra mesera que dicho sea de paso era invidente.

La seguimos al fondo del bar y nos pidió que apagaramos nuestros celulares porque si sonaban podrían iluminar el lugar. También le pidió a mi esposa que la tomara de los hombros y que yo hiciera lo mismo con mi esposa. Entramos a un lugar en donde dimos dos vueltas y de repente todo se hizo oscuro. Ni un rayo de luz.  Fue una sensación muy extraña. Nuestra mesera siguió caminando haciendo un chasquido de dedos. Se escuchaban voces por todos lados. Me daba miedo de tropezarme pero nuestra mesera caminaba con paso firme y sin titubear. Sabía a donde nos ibamos a sentar exactamente.

Llegamos al lado de nuestra mesa y acomodó a mi esposa y luego a mi. De verdad no se veía nada. Lo primero que hice fue ver que había en la mesa. Ahi estaban nuestros cubiertos. Eran de verdad. Se escuchaban voces como si fuera un restaurante normal.

Al poco tiempo regresó nuestra mesera en el que yo creo era un carrito en donde llevaba nuestras bebidas, pan y la ensalada. Supo exactamente en donde estabamos y que platillos era de cada quien.

Mi ensalada estuvo muy rica. Era agridulce. Al principio traté de usar mi tenedor y terminé poniendo la comida en el tenedor y de ahí llevarlo a mi boca. Fue dificil calcular en donde estaba el tenedor con relación a mi boca.

Algo que me llamó la atención fue como mi cerebro mandaba señales para poderse adaptar. De repente veía flash de luz. Nadie encendia ni abria ninguna puerta. Cuando volteaba no era nada.

Otra cosa que me sorprendió es que los platillos los servían en las mesas mas o menos al mismo tiempo. Mientras la gente estaba sin comer el sonido era de un restaurante normal, mucho ruido, risas y pláticas, pero tan pronto llegaba el nuevo plato todo se volvia en silencio. Tan pronto la gente terminaba ese platillo se comenzaban a escuchar nuevamente voces y bullicio.

Odio las cremas y tenía miedo que me fueran a traer una. Me llevé una grata sorpresa porque lo que me trajeron me encantó. Era un sabor nuevo para mí. Picaba pero no como la comida Mexicana. Esa sopa la disfruté mucho. A mi esposa le llevaban cosas diferentes porque ella había pedido el menú sorpresa.

La sopa no me costó mucho trabajo comermela. Simplemente me acerqué al tazón y listo.

El problema llegó con el plato fuerte. Comencé a pensar que igual hubiera pedido el menú de carne. Me imaginaba un corte. Mi mente comenzó a imaginar una cabeza de un pato sagrante o una paloma con todo y plumas. Esas también son aves. Me dió mucho asco. Comencé a comer la guarnición y reconocí los sabores. Eran pimientos asados y pasta. Para ese momento ya estaba usando mis manos para comer. Ya no sabia en donde estaban mis cubiertos y era mucho mas fácil comer así. Al fin y nadie me estaba viendo.

Mi esposa me dijo que su platillo era carne y le pedí que me lo cambiara. Nos pasamos los platos y comencé a comer. ¡Eso no era res!. ¡Guacala!. Volvimos a intercambiarnos los platos. El procedimiento era toda una aventura, - pasalo por la derecha y yo agarro el de la izquierda -, le decía. Nosotros haciamos las cosas muy torpes mientras los meseros iban y venian sirviendo y caminando sin problemas.

Por fin decidí probar el ave que me habían traido. Era una pechuga aunque no sabía de qué ave y estaba rostizada. El sabor me gusto. Me la comí con gusto.

Llegó el turno del postre. No soy mucho de dulce pero si me gusto.

Estuvimos en el restaurante casi 3 horas. El tiempo se pasó rapidisimo. Al final llegó la mesera y nos preguntó si queríamos otra cosa o si queríamos estar ahi todavía un rato mas. Pensamos que ya era suficiente.

Primero fue del lado de mi esposa y le pidió que nos volvieramos a agarrar de los hombros y así nos condujo nuevamente a la luz. Al salir estuvimos deslumbrados por un rato. La mesera se despidió y volvió a entrar a la zona oscura mientras nosotros ibamos a la caja a pagar. La mesera siempre se portó muy amable.

Al final resultó ser una experiencia muy interesante aunque nada barata. La cena total incluyendo propina y bebidas terminó costando 100 euros aunque valió mucho la pena. Al final uno puede ver el menú normal y saber que es lo que comimos.


Este fue el menú de lo que comí:


Y este el menú de mi esposa:


Lo que mi esposa comió como plato fuerte resultó ser cordero y lo mio una pechuga de pavo.

A pesar de tener los sentidos disminuidos le agradezco a Dios tenerlos aún. Ojalá así sea por mucho tiempo. Esta experiencia me ayudó aunque a ponerme en los zapatos de un invidente sea un poquito.

La Marmota

2012 Berlin Marathon - Final


Nunca me he asustando tanto en una carrera como ese día. Todo fué tan repentino e inesperado. Afortunadamente la sensación pasó relativamente pronto aunque el susto que volviera ahi quedó.

Después de ver a mi esposa volví a correr a un ritmo mas lento. Mi idea era terminar el maratón. La dona y la Coca Cola que me tomé me volvieron a dar energias.

No todo es dolor después del km 30

Este es mi paso por el km 30. Jamás me di cuenta que me estaban tomando un video.



Mi paso por el kilómetro 35.


Después del kilómetro 35 me encontré con una zona de camillas en donde estaban dándole masaje a los corredores.


Me quedé un momento tomando fotografías y mientras tomaba el letrero de los kilómetros escuché una voz que reconocí de inmediato y me estaba llamando por mi nombre. ¡Era mi amiga Nori!


¡Me dio un gusto muy grande verla! Comenzamos a correr juntos los últimos kilómetros. Mi esposa también se la había encontrado unos kilómetros atrás y le tomó algunas fotografías.



Comencé a seguir el ritmo de Nori. Ella iba a una velocidad mas rápida de lo que yo ya estaba corriendo a esas alturas. Sentí el cambio de velocidad de inmediato.


Llegando al kilómetro 40 me pidió que le ayudara a tomarse una fotografía junto al letrero.

En este video se puede ver en un ángulo mientras tomaba la fotografía.


Estaba tratando de concentrame lo mas que podía pero comencé a sentir el múslo izquierdo un poco rígido. Justo como cuando esta a punto de dar un calambre. Mi error fue tomar únicamente agua y no tomarme una saltcaps. Además comencé a sentir mucho calor. El sol estaba pegando duro.

Justo al dar vuelta a una calle y tener al fondo ya la Puerta de Brandenburgo decidí sacar mi bandera. La tenía guardada abajo de mis shorts de compresión. Al hacer el movimiento de sacarla sentí un calambre en el muslo que hizo que me detuviera por completo. Vi como Nori se detuvo pero yo sabía que ella llevaba un excelente tiempo y muy a mi pesar tuve que decirle con un ademán que se adelantara. Todavía tenía esperanzas de alcanzarla.

Me tomé el único gel que me quedaba y se me pasó el calambre. Iba a comenzar a correr para tratar de alcanzar a Nori cuando escuché que me volvían a gritar por mi nombre. ¡Era mi esposa!. Me tomó unas fotografías pero ya era muy tarde para alcanzar a Nori. Me dió mucha tristeza.



Pasar por debajo de la Puerta de Brandenburgo corriendo el maratón y con toda la carga histórica de ese lugar fue un momento muy emotivo.


Había decidido entrar a la meta por el lado izquierdo. El mismo por donde años atrás lo haría Madrazo, como una forma de exorcisar ese lugar.

Estas son tres tomas de mi llegada. Me emocioné mucho. Esta carrera se la dediqué a mi mamá y le mandé un beso antes de mi llegada. Estoy seguro que ella lo recibió.


Cuando me dieron mi medalla no dejé que me la pusieran. He decidido que ese trabajo solo lo puede hacer mi esposa. La tome con la mano y me la llevé.

Las medallas
2012 Berlin Marathon finishers

La bolsa de recuperación estuvo mas o menos. Nada del otro mundo. Lo normal en los maratones grandes.

Después de recoger mi bolsa en la paquetería y quitarme los tenis me iba a ir a la zona de reunión. Iba caminando para allá cuando me encontré a @arebi y Juanita. Ellas habían llegado mucho tiempo antes que yo.


Nos fuimos a la zona de reunión. Ya no encontré a mi amiga Nori. Nos quedamos esperando a que llegara mi esposa y  @matthiolina que estaba por concluir si primer maratón.

Me sentí muy contento cuando vimos llegar a la recién graduada como maratonista @matthiolina.


Estuvimos platicando un rato y nos tomamos unas fotografias para el recuerdo.


A pesar de no haber sido mi mejor tiempo en un maratón, tampoco estuvo tan mal. El gran susto que me llevé gracias a Dios solo quedó en eso y pude terminar la carrera.

El maratón y la organización me gustaron mucho. El ambiente es muy bueno. Definitivamente un maratón diferente a otras carreras en las que he participado. Me queda la espina de poner bajar mi tiempo. Me dio mucho gusto conocer a muchas personas y reencontrarme con otras a las que les tengo mucho cariño.

Si me preguntan si regresaría mi respuesta es ¡Definitivamente!. Amén.


La Marmota

¡Madrazo, te la pelaste!

2012 Berlin Marathon - Parte 3 (La Carrera)


El domingo por la mañana me desperté muy temprano. No tuve problema alguno para organizarme. El hotel en el que nos quedabamos estaba a una cuadra de la estación del metro. Estaba muy emocionado porque parecía que iba a hacer un buen clima para correr.


Debo confesar que tenía una preocupación. En el instructivo del maratón decía que el número debía estar pegado enfrente de la camiseta. En cualquier otro lugar era motivo para descalificación. Me lo tomé muy en serio y lo cubría con mi bolsa.


No hice mucho tiempo para llegar a la Puerta de Brandenburgo. Ahi me tomé algunas fotografías y me despedí de mi esposa.


La entrada de los corredores está en un parque conocido como Tiergarten. Lo primero que se encuentra es la zona en la que los corredores se reunen con los familiares. Los letreros están marcados de acuerdo a las letras del alfabeto.


Mas adelante hay una zona donde hay un filtro en el que solo pueden pasar los corredores enseñando su número. Hasta ahi todo iba bien. Me encontré una fila corta para los baños y dije - ¡De aquí soy! -.

Me di cuenta que estaban repartiendo una especie de chalecos de plástico color azul para el frío y agarré uno.



Llevaba una bolsa con cosas que necesitaría después de la carrera. Ahi comenzó el único problema. Traté de seguir los señalamientos con el número de corredor. Llegué al lugar y al tratar de entregar mi bolsa me dijeron - No tienes la F en tu bib, no eres mujer. Este es solo para mujeres -. Y pensé - Obvio no. Si quiere le enseño y a las pruebas me remito. - Y le pregunté en donde me tocaba dejar mi bolsa. Había que regresar e ir en contra corriente para llegar en dirección a otra de las entradas.

Ahi te encargo unas señales mas decentes


Una vez entregada mi bolsa me fui hacia la zona de corrales. Había que pasar por medio de una zona arbolada. A pesar de los anuncios pidiendo respeto me tocó ver hombres y muchas mujeres que sin ningún recato ni pena se bajaban los shorts y procedían hacer lo que al menos yo prefiero hacer en privado. ¡Orale!. Ya no quise investigar y me fuí a mi corral.


No tuve problemas para entrar a mi corral. Ahi vuelven a revisar el número. El corral estaba prácticamente vacío cuando llegué.

La salida comienza en una avenida llamada "Strasse des 17, Juni". Tiene dos sentidos y en medio un camellón. Los corredores nos ubicamos en ambos lados de la avenida. Me senté en el camellón mientras comenzaba la carrera.


A los lados de corral hay voluntarios ofreciendo vasos con agua. Nada mas. Ni un platanito.


Me senté a ver los corredores que iban llegando mientras tomaba unas fotografías.


Los pacers llevan unos globos anarajados.


En la salida me pareció ver al Payaso Platanito preparándose para correr el maratón. Pensé - ¡Ah chinga! ¿Será? - pero luego me di cuenta que no era él. Solo pude tomarle una fotografía a sus tenis.


Estaba esperando escuchar el himno Alemán pero no fué así. En el sonido local comenzaron a presentar a los Elites. En su lugar pusieron lo que yo pienso era la versión alemana del Payaso de Rodeo porque todos se alocaron con las palmas.



Sin mayores preambulos comenzó el maratón. Así, sin decir agua va y el cielo se llenó de globos azules. Se vió muy padre.




Comenzamos a avanzar poco a poco a la linea de salida. Todos ordenados y sin empujarse. Este fue mi inicio del maratón.



Comencé a correr pero había muy poco espacio para avanzar.


Ya se me hizo costumbre que cuando comienza un maratón siempre se me ocurre que es necesario pasar nuevamente al baño. ¡Madres!. Estaba pensando a donde encontraría la próxima oportunidad para hacer una parada técnica cuando de repente escuché a @arebi que pasaba.


Berlin es un maratón sumamente plano. Mucho mas que el de Chicago.


Aqui hay una comparación de la altimetría de los tres Majors que he corrido.


A pesar de ser un maratón muy plano en casi toda la ruta hay mucha gente y es dificil pasar a otros corredores en algunas partes.


Las primeros 25 kilómetros los llevé sin ningún problema. Los puestos de abastecimiento estaban bien organizados.


En algunos puestos de abastecimiento tenían unicamente agua, pero había otros con Powerade, agua y té.


También hubo unas mesas con plátanos y manzanas. De aquí no tengo la mas mínima queja. Excelente organización.





Después del kilómetro 25km me sucedió algo que nunca había sentido. Hace tiempo dejé de usar mi sensor del ritmo cardiaco. Principalmente porque no lo encuentro y no he querido comprar otro. La verdad es que no lo he necesitado porque he podido reconocer mis latidos y respiración mientras voy corriendo.



Durante el maratón no estaba corriendo a un ritmo muy rápido y aún no me sentía fatigado. Estoy seguro que estaba bien hidratado. En eso estaba cuando de repente ¡Bum! ¡Bum! Sentí dos latidos del corazón muy fuertes y después un acelerón de corazón y una presión en el pecho. Sentí muy cabrón. Me asusté y comencé a caminar. Todo pasó muy rápido.


No me sentía mas cansado de lo normal a esta altura de un maratón. Mi gran fortuna fue que llegué muy pronto una mesa de abastecimiento. Me tomé unas Saltcaps por si fuera una baja en el potasio aunque no lo creo porque también había estado comiendo platanos y manzanas.

Aclaro que no fue por esto que se me aceleró el corazón

Afortunadamente en unos minutos pasó la sensación pero me dió miedo volver a correr a un ritmo moderado y decidí irme mucho mas despacio con tal de terminar la carrera.

Poco a poco comencé a agarrar mi ritmo cuando de repente escuché que alguien gritaba mi nombre. ¡Era mi esposa! Me había visto pero como pasé corriendo y no la ví, tuvo que alcanzarme. Me dió gusto verla y le platiqué lo que me había pasado. Me comí una dona y me tomé una coca-cola. ¡Me dieron el levantón que necesitaba!


Continuará...

La Marmota