miércoles, septiembre 12, 2012

2012 Rumbo al Maratón de Berlín



En dos semanas estaré volando a Alemania para participar en el maratón de Berlín. Por alguna razón aún no estoy muy entusiasmado. El trabajo ha estado muy pesado los últimos días y con mucho stress. No he podido correr los últimos dias. Aunque estoy en México no he podido ir a muchos lugares a divertirme. He estado encerrado trabajando prácticamente todos los días. Además, la verdad no me siento muy preparado para hacer un buen tiempo en Berlín como lo tenía planeado. Solo espero terminarlo.

Ojalá que ahora que regrese la próxima semana a mi casa en Dallas pueda relajarme y volver a agarrar mi rutina de ejercicio, aunque sea leve. La verdad ya me hace mucha falta.

Pues esperemos que el viaje a Berlín cuando menos sea divertido. Ya les estaré platicando.

La Marmota

Foto: Cortesía Florian Pennec - Flickr Creative Commons License

martes, septiembre 11, 2012

2012 Un dia como migrante


Soy un migrante. Llegué a los Estados Unidos con trabajo, visa y tuve la oportunidad de obtener la residencia y posteriormente la Ciudadania. En mi país vivía bien y tenía un buen trabajo.

A pesar que mi decisión de emigrar se debió a un hecho desafortunado, las cosas se fueron dando de manera natural.

Desafortunadamente, la inmigración no es tan afortunada para todas las personas. La mayoría de ellas tiene que pasar grandes problemas y peligros en su búsqueda de una vida mejor y de las oportunidad que en su país no encuentran.

Este fin de semana visité el Valle del Mezquital, en el Estado de Hidalgo, tierra del pueblo indígena Otomí. En ese lugar, cerca del poblado de Ixmiquilpan, se encuentra un peculiar parque propiedad y administrado por una comunidad de indígenas Otomíes. El lugar se llama Parque EcoAlberto.

El lugar tiene cabañas, lugares para acampar, tirolesas, albercas con aguas termales, lugares para practicar rapel, paseos en lancha, etc. Está enclavado en un lugar conocido como El Gran cañón y por ahí corre el río Tula. Vale mucho la pena conocerlo. El lugar está realmente muy cuidado, limpio y seguro. La gente es muy amable.

Cuando llegamos encontramos un folleto en donde ofrecían un "Paseo Nocturno" para vivir la experiencia de los migrantes que pasan la frontera de los Estados Unidos. Nos inscribimos.

Yo pensé que iba a ser algo muy light. El sitio de reunión es a 8 kms de las cabañas. En camionetas nos transladan a la parte de atrás de la iglesia del pueblo en donde nos están esperando los Guias que se presentan.

Muchos del pueblo participan, aproximadamente 70 personas, disfrazadas de polleros, agentes de la patrulla fronteriza, cholos, rancheros, narcotraficantes y burreros. También hay patrullas, camionetas en donde transportan a los migrantes, armas de utilería, etc.

Pasamos por muchas partes en plena oscuridad. No llevamos lámparas para no ser detectados. Nos resbalamos, golpeamos, espinamos. Se siente horrible caminar por un terreno desconocido sin ninguna iluminación con constante temor a lo que va a suceder mas adelante.

Al final hay una grata sorpresa en donde termina la travesía que comienza a las 9 PM y termina a las 12:30 AM. Hay tanta adrenalina que el tiempo se pasa sin pensar. Es ahí cuando el guía principal explica las razones por las cuales organizan esa "Caminata Nocturna". No es para entrenar a prospectos de migrantes. Muchos de los que participan vivieron esas experiencias y cuentan que lo que nosotros experimentamos en unas horas no es ni el 5% de lo que ellos pasaron arriesgando sus vidas.

Este simulacro y en general el parque les ha servido para crear fuentes de empleo que evita que al menos las personas de ese pueblo tengan que irse a los Estados Unidos.

Ojalá algún día tengan oportunidad de visitarlo. Vale mucho la pena.

La Marmota

miércoles, septiembre 05, 2012

Un debut inesperado


Pronto escribiré sobre mi experiencia en el XXX Maratón Internacional de la Ciudad de México, pero antes quiero escribir esta historia de mi sobrino.

El año pasado mi familia me esperó en Río Mixcoac enfrente del Charco de las Ranas para verme pasar durante mi recorrido del maratón. Mi sobrino, que en ese entonces tendría 9 años se arrancó pero solo lo dejé irse conmigo una cuadra porque me preocupó cómo se regresaría solo.

Mi sobrino el año pasado

Este año mi hermana me comentó que mi sobrino quería correr un poco mas. Le dije que estaría muy bien pero que era necesario que lo acompañara una persona adulta para que cuando se cansara se regresara con esa persona. Mi hermana me dijo que ella lo iba a acompañar. Ahí quedó el plan.

El punto en que me espera mi familia es justo la marca de los 30 KM. Faltan 12.145 kms para completar el maratón. Este año cuando llegué a ese punto encontré a mi familia menos a mi sobrino. Los saludé muy rápido y mi hermana me dijo "ya se fué con los Kenianos". No le presté atención a su comentario. Mas bien pensé que había tenido algún ensayo ya que es actor y no había podido verme. Fué en la tarde, ya que había terminado el maratón cuando me enteré lo que había pasado.

Resulta que su papá le dijo que él lo acompañaba a correr un rato para que no interfiriera con mi carrera y que yo tuviera que irme mas lento por esperarlo. Así que mi sobrino se despertó temprano y se vistió. Salió chancleando los tenis, sin abrocharselos, pero sin antes tomarse un vaso de leche porque su mamá, mi hermana, no lo iba a dejar salir sin desayunar. Serían las 8:30 AM

Al salir se dieron cuenta que en ese momento estaba pasando el grupo puntero con los Kenianos y el turibus con los periodistas. El papá de mi sobrino le dijo, - vamos a irnos lentos para ir calentan... -. Cuando se dió cuenta mi sobrino había salido disparado para alcanzar a los corredores. Su papá, que en realidad no corre, trató de alcanzarlo.

Según tengo entendido su papá pudo correr hasta llegando a Reforma. Serían 8 kms y le dijo. - Esperame tantito. Ahorita te alcanzo. Llega hasta la Diana Cazadora y ahi me esperas. No te muevas de ahí - Mi sobrino, que en todo ese tramo no se había detenido ni un instante, se siguió del punto en el que su papá le había dicho que lo esperara. Siguió corriendo y corriendo. Su emoción era grande porque la gente le gritaba ¡Vamos Chino tu puedes! ¡Vamos guero, mételes presión! Y le tomaban fotografías.



Me cuenta que llegó a un punto en donde vió unos arcos de colores. ¡Era la meta! Cruzó el arco negro. Se emocionó que la gente le echaba porras. Los reporteros le tomaron fotografías. Se enojó porque de último momentó trató de alcanzar a uno de los corredores. ¡Pensaba que si lo pasaba se ganaría los 150 mil pesos del premio! Ni siquiera inscrito estaba el chamaco.

Siguió caminando y le dieron su gatorade y bolsa de recuperación. Llegó a la zona de medallas y se formó en la de medio maratón. ¡Y se la dieron!.

Me cuenta que en ese momento se fué a la zona de brincolines y se hincó a ver. Yo creo que mas bien a descansar y pasó un señor que le dijo -Ya no quiero saber mas en mi vida de esto - y le regaló otra medalla de medio maratón.

La adrenalina era tal que todavia tuvo la osadia de subirse a los brincolines. Pasaron 15 minutos cuando regresó a la realidad y se acordó de su papá.

Estuvo yendo a la zona de sonido local para pedir que lo vocearan. Le pidió a varias personas prestado su celular para llamarles a sus papás hasta que por fin entró la llamada al teléfono de su papá y se reunieron en el asta bandera. Ninguna persona adulta le preguntó a mi sobrino, quién era, en dónde estaban sus papás. Ni siquiera en el sonido local.

Su papá llegó hecho una sopa, super cansado y todo adolorido.

Mi sobrino en realidad corrió medio-medio maratón, o un cuarto de maratón. Sin haber entrenado. Sin ropa adecuada y todavía su mamá quería ponerle sueter al salir. Además sintió la emoción de llegar a una meta a pesar del susto que le metió al papá. Ojalá esta experiencia le sirva para que cuando sea mas grande se anime y yo tenga la oportunidad de correr un maratón con mi sobrino.

¡Que chamaco!


La Marmota


Las desventuras de un viaje accidentado


Nuevamente me encuentro de regreso en la hermosa Ciudad de México. En esta ocasión vienen conmigo mi esposa y mis pequeñines Frida y Lucas.

El viernes por la mañana desperté tarde realmente, eran casi las 8 AM. Para no variar, mi esposa se había acostado tarde una noche antes de viajar arreglando quién sabe qué cantidad de cosas. No pude dormir muy bien.

Ese día trabajé normalmente desde mi casa. Tuve varias juntas. Mi esposa salió temprano a arreglar otras cosas que tenía pendientes. Me quedé solo con Lucas y Frida.

Eran mas o menos las 3 PM cuando por fin regresó mi esposa. Ya se me había pasado la hora del lunch. Me moría de hambre. Fuimos a comer. Como no teniamos mucho tiempo comimos cualquier cosa por ahí. No me gusto.

Regresando nos preparamos pasar sacar las maletas y meterlas en el auto. Activamos las alarmas de la casa y salimos corriendo al aeropuerto. Llegamos relativamente pronto. No encontramos nada de tráfico. Estacionamos temporalmente el auto dentro del aeropuerto en lo que nos registrabamos. Una gran ventaja es que como compramos los boletos con la tarjeta de Citi, nos dan un upgrade automático al "Priority Access".

No tuvimos que esperar y hicimos fila.  Llegué con el tipo de la aerolínea y le digo - Hola, viajamos a la Ciudad de México y traemos dos mascotas en cabina -. Nos contestó - Esperen un momento -. Y se refirió a una supervisora hablando en español - Oye, no se están permitiendo subir mascotas en la cabina a la Ciudad de México, verdad?" - ¿Qué? - Pensé. Mi esposa intervino en ese momento y le dijo que había confirmado que el embargo había sido del 1 de junio al 30 de junio y que ya había expirado. Volví a pensar - ¿Qué? ¿Cuál embargo? ¿Por qué nadie me había dicho nada de eso? Mi esposa sabía y ¿no me dijo nada? ¡mmmmta!.

El tipo de la aerolinea comenzó a verificar la información en su sistema. La leyó, validó con la supervisora y con otra persona para asegurarse que leían lo mismo. El resultado, comenzó a documentar a Lucas y Frida. ¡Que alivio!.

Salimos del aeropuerto en super friega para llevar el auto al estacionamiento remoto que es mas barato. Tan pronto nos estacionamos y ya estaba llegando el camioncito que nos iba a regresar a la terminal.

Llegando al aeropuerto no nos dió tiempo de nada. Sacamos a Lucas y Frida de sus maletitas de viaje para que "hicieran de las suyas" pero no se animaron. Pasamos por seguridad y nos hicieron una prueba para detectar explosivos pasandonos unas toallitas por las manos. En realidad no fué mucho el tiempo. Compramos una hamburguesa pequeña para esconder las pastillas que el Doctor Bone les manda a Lucas y Frida para que se atonten durante el vuelo.

Frida en su maletita de viaje

Les dimos su pastillita y al poco rato comenzamos a abordar.

Lucas listo para subir al avión

La verdad es una gran ventaja tener "Priority Access" y poder entrar al avión antes que todos los demás pasajeros. Sobretodo cuando traes a dos monstruos como Lucas y Frida.

El avión despegó sin problemas. Para ese momento Lucas ya estaba profundamente dormido. A Frida le cuesta mas trabajo que le haga efecto la pastilla. Se desespera un poco cuando el avión de comienza a elevar. Seguramente le duelen los oídos. Metí mi mano en la mochila, le di unos masajes en sus orejitas y se calmó. Me veía la pobre con los ojos todos vidriosos de lo dopada que estaba. Lucas ni sus luces.

Mas o menos después de la mitad de vuelo y con media botella de agua encima me dieron ganas de hacer una escala técnica. Cuando venía de regreso a mi asiento percibí un olor fétido en los asientos de atrás del avión. ¡Guácala! ¡Que asco!. Llegué a mi asiento y le digo a mi esposa. - No sabes lo espantoso que huele allá atrás - Asustada me dice: - Tal vez Lucas ya se hizo -. Le respondí - No, no puede ser. Está bien dormido -.

Llegamos a la Ciudad de México sin problemas. Lucas y Frida seguían con los efectos de la pastilla. Llegamos a la zona de migración no nos tardamos ni un minuto. Bajamos las escaleras antes de recoger las maletas hay una ventanilla de Sanidad Internacional en donde hay que registrar la entrada de los animales. Saludo y nos atiende una chica que nos pide los certificados médicos y el historial de vacunas. Se los entrego y me dice - No trae los certificados médicos? - Le respondí - Sí, esos son -. Se les queda viendo con cara de "No entiendo ni madres de inglés" y me dice - A ver, espéreme un momento - y se va con ellos otra ver a otra persona que estaba en el área de aduanas. Solo escuché a mi esposa que pensaba en voz alta - Que pensante -. Me enojé porque no estaba seguro si la había escuchado.

Precaución: Si estás comiendo algo o te dan ascos fácilmente deja de leer en este momento. Si es mayor tu morbo por terminar de leer esta historia sigue adelante.

En esa área está prohibido sacar a los animales de las maletitas. El olor fétido se incrementó y mi esposa se preocupó. Yo me fuí a recoger las maletas en lo que regresaba la persona y nos hacía los certificados de internación.

Cuando regresé mi esposa estaba sacando a Lucas de la maleta para revisarlo. ¡Oh no! ¡Se había hecho! Toda la maleta estaba batida por dentro. Lucas totalmente embarrado. Mi esposa se lo pegó al cuerpo y ¡Madres!. Para acabarla no había ningún solo baño cerca. Volvimos a meter al pobre Lucas en la maleta.

La señorita que nos atendió tal vez nos vió la cara que se apuró a hacer los certificados lo mas pronto que pudo.

Solo nos faltaba pasar la parte de la Aduana en donde tendríamos que pasar las maletas por los rayos X.

Salimos corriendo de la zona de maletas, entregamos nuestra forma de aduanas, la copia del certificado de internación y comencé a pasar a las maletas. Mi esposa sacó primero a Lucas y pasó su maletas. Se pasó del otro lado de la máquina de Rayos X y apretó el semáforo. Le tocó verde. Estaba pasando las maletas cuando levanto la vista. Veo a mi esposa cargando a Lucas por el arnés para no pegarselo nuevamente en la ropa. En cámara lenta solo veo como Lucas comienza a escurrir diarrea por todo el piso. ¡Casi me desmayo!. Le grito a mi esposa para que se de cuenta. Agarra la maleta y mete nuevamente a Lucas ahí. La pastilla le había aflojado el estómago al pobre Lucas.

Solo ví como la gente se comenzó a hacer a un lado y nos quedamos en medio. El olor se hizo insorportable. Me sentí en medio de un juicio de la Santa Inquisición.


Con la pena mi esposa limpió con unas toallitas mientras me hacía cargo de subir nuevamente las maletas al carrito. Nadie se atrevió a acercase a excepción de dos personas, una que quería saber si al lado de las maletitas de Lucas y Frida teníamos comida y otra que nos ayudó a tirar la bolsa con las toallitas sucias.

Tan pronto salimos a la zona de reunión mi esposa salió corriendo con Lucas al baño y ahí le puso una buena bañada en un lavamanos mientras Frida esperaba afuera toda dopada.

¡Que pinche viajecito!

La Marmota